La vida ha de morir algun dia, el corazon va parar sus latidos y ya nada va poder devolvernos el tiempo perdido.
Cada segundo es tan contradictorio, es la espera en que nos sumerigmos cuando no sabemos a dónde ir y al mismo tiempo es, la busqueda sin limites y lo magnifico de no tener que preguntarse dónde vamos?
como quisiera saber el misterio que todavia me retiene en ese instante lejano donde todo dejó de latir pero es que todavia el tiempo no me ha dado la sabiduria necesaria para poder comprender lo que escribo sin mirar, cuando lo unico que miro son las letras del teclado y ellas muestran, mejor que yo, lo que late en mi con palabras que no entiendo, que te nombran de alguna manera extraña, sigilosa para que no se entere el dolor y al mismo tiempo tan fuerte como para sentir tu ausencia.
Todos sugerimos de modo elegante el sentir, todos nos refugiamos detras de pretenciosas letras de canciones que solamente regalan realidades imaginariamente perfectas...
pero quien ha de encontrar la valentia para mostrarse tal cual es?
quien puede tener el coraje suficiente para escribir desde el corazón intentando transmitir en palabras, mas bien, traducir al lenguaje de lo legible lo que uno lleva dentro, lo que lleva dentro de si. Es tan facil y a la vez tan dificil, tan anónimo, sublime y etereo. Está tan cargado de tu propia esencia, de alguna manera firmado con tu propia sangre y se convierte en un mensaje delator, completamente delator, de cada cosa que te pasa, como un espejo de tu alma.
Una figura que se desboca ante vos, como una marioneta que solamente tipea, pero que sigue siendo y siempre será una extension de tu brazo derecho, de la sangre que te impulsa a ser, del nervio mas profundo que genera cada movimiento.