Cuerpos Pintados

Dos cuerpos pintados. Dos cuerpos pintados con colores. Llenos de sueños y esperanzas. Ávidos de manos que los quieran recorrer...

Buscando quién pueda encender su cielo con miles de estrellas. Quién será el aventurero que logre subir hasta lo más alto y tratando de besar las esponjosas nubes llegue hasta la cima. Aquel que luego reciba como premio el derecho de saborear toda su esencia. Cada expresión de su mirada, cada movimiento de su pelo que lucha contra el viento en un constante remolino. Sus piernas, sus manos, sus labios.

Esos labios que se abren como pétalos protegiendo el dulce néctar que hay en su interior. Rojos, suaves, delicados, frágiles como cristales; ruegan caricias suaves y movimientos lentos que no puedan dañarlos al enseñarles tanto placer.

Y es que, para quién lo conoce, el placer es lento, suave, tan delicado que siempre exige un poco más, pero todo en un punto exacto.

Como un incendio que lleva tiempo en encenderse, va creciendo lentamente, aumentando la temperatura, consumiendo toda superficie, agitando la respiración, ahogando suspiros, enloquece en cada llama, inunda cada sentido.

Cada sabor, cada beso, cada caricia, cada rayo de luz que despidan estos cuerpos no serán mas que la simple obra de la naturaleza. Intentando fundir el cielo con el suelo. Hoy olvidan todas las diferencias, y se funden en un mismo universo paralelo. Ya no cabe nada más entre ellos , no sobran palabras, no faltan besos.